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POR QUE ESCRIBIMOS ESTO ALGÚN DÍA ?

PENSAMIENTOS DE OVEJA: he aquí la introducción, la verdad hace mucho que no miraba esto, no sé porque razón lo escribimos, pero quiero tenerlo acá, para ver si alguna vez,decidimos continuarlo o porque no cambiarlo...


CAPITULO I


PENSAMIENTOS DE OVEJA


Cuando veía el rostro inquisidor de Maribel, mi tía, sabía de inmediato que algo andaba mal, que muy pronto ella estaría indispuesta conmigo y comenzaría a gritarme todas aquellas cosas que yo odiaba. Es para mí muy extraño, 10 años después de aquellos sucesos, recordar como había pasado todo, y como ahora, Patricia, una de las compañeras de mí tía, seguía siendo tan jovial y tan amable conmigo. Ahora esta un poco más seria y su risa es más suave. Al acercarme me abrazó con la misma intensidad que cuando yo tenía esos 8 años, la diferencia es que ya soy todo un adolescente, y ella mucho más seria, en el intento de cambiar sus maneras por su profesión de abogada, ya que en la actualidad aunque es más común que en años anteriores, sigue siendo intolerable que una funcionaría de tan alto rango como lo es Patricia, tenga 26 años y esas dulces maneras. No creo que haya notado el escalofrío que recorrió por todo mi cuerpo, y me invito a tomar un café, en un restaurante al estilo inglés:
• Es increíble, Sergio, que a pesar del tiempo sigas siendo tan parecido a tu madre
• Aún a mí me parece más increíble que te hayas acordado de mí, creí, al verte, que nunca me reconocieras, y menos aún, que quisieras hablar conmigo, ya que... tú sabes, el tiempo y todo lo ocurrido hacen pensar que después de todo tú hayas cambiado.
• Para nada... y dime: ¿qué ha pasado de la vida de tú tía, de Maribel?
• Hace 7 años se fue para Miami, en donde se casó con un tipo llamado Jack que por lo visto la tiene muy bien en una pequeña mansión de Paint Beach, en donde ella no hace nada más que cuidar de su “dichoso “ esposo...
• Ya veo... pero creo que esa vida no es para Maribel, ella esta acostumbrada a salir, viajar, pasear, y me atrevería a decir que ha trabajar, como para que lleve una vida tan sosegada, sin hacer nada, al contrario de su vida y de lo que esperaba de ella... es increíble que una persona tan inquieta como Maribel ahora se encuentre en ese estado, no me parece normal.
• Pero al contrario de lo que te imaginas ella siempre nos escribe enviándonos buenas noticias, siempre añorando esos años que pasó en Colombia, aquellas cosas que compartió contigo y con Dayana, y claro, con los novios y amigos de su época... nunca le he dicho nada ni a mi madre ni a mi abuela, pero creo que ella esta como estaba como cuando estaba con... ustedes... y creó que me entiendes muy bien...

• En ese momento, su rostro, y aquellos ojos tan hermosos, su sonrisa, dulce y sarcástica, palidecieron, recordando tan bien como yo lo hacía, aquellas épocas. Una sombra triste y negra, como la que mi tía, y en una época yo tuve, enmarcaron su tez, pero ha pesar de esto, tuvo el valor para anfrontarme con una verdad que ni yo ni nadie hubiéramos sido capaces de dar de esa manera tan real e irónica...
• ¿Crees acaso que ella sigue consumiendo droga?
• No lo sé...

• Yo quería huir de allí, no tenía ni el más mínimo derecho a lastimar con esos recuerdos precisamente a una de las personas que más me habían apoyado y defendido.
• Se me hizo un nudo en la garganta, tenía ganas de llorar, pero no podía, Maribel me había enseñado que no podía, y mucho menos debía hacerlo con Patricia. Entonces, ella, al notar mi desconcierto, cambio estratégicamente de tema. Ella me habló de sus planes, de su vida como abogada, de la relación que llevaba ahora con cada uno de los antiguos amigos de la juventud suya y de mi tía, y sobretodo, sin hablarme pero abriendo su corazón, hablo de la nostalgia que sentía de esos 90’s tormentosos y fascinantes que había pasado, y del cual ella, seguramente, era de las únicas había superado esa etapa, en la cual habían llegado a la completa degeneración. Estaba muy hermosa, era muy blanca y sus ojos color miel parecían mirar dentro del alma de cada ser. Llevaba una minifalda azul con una blusa blanca, se veía mucho más alta que la gente común, y sobresalía por esa elegancia y al mismo tiempo esa desfachatez. Me iba a despedir de ella, había sido una casualidad que me la hubiera encontrado en Bulevar Niza, mientras yo tenía planes de salir con varios amigos a ver una película y ella paseaba mirando sin interés alguno las vitrinas de las más elegantes y prestigiosas tiendas de moda. Seguramente mis amigos no me habían esperado, y ella era lo más importante del mundo en este momento para mí.
• ¿Tienes algo que hacer?, me preguntó en el paroxismo de mi felicidad
• No, no tengo nada que hacer; creo que le respondí en medio de la congestión de mi voz, y creó que me debí ver bastante ridículo mirándola atolondrado y feliz mientras ella me proponía acercarme a mi casa o hacer algo más interesante
• Siento que después de todo el tiempo no ha pasado solo para mí, y que tú ya no eres el mismo “chiquilín” que Marybel traumatizaba... Pero después de todo quiero que entiendas una cosa: ella nunca te quiso hacer tanto daño como el que sin querer te hizo, y si todo pasó así fue sin culpa alguna, ya que, como te dije hace varios años, ella estaba pasando una mala temporada, y la mejor manera en que tú te hubieras ahorrado varios malos ratos, hubiera sido que tú le hubieras hecho caso cuando debías solamente, no cuando ella estaba mal...
• Hablas de mí como si yo fuera el culpable de las desgracias de todos ustedes...
• Lo eres en cierta forma... pero no quiero hablar de eso. ¿A donde iremos?
• ¿A mi apartamento?
• Está bien, pero ten en cuenta algo: soy una mujer comprometida

• En ese momento ella se rió con tal desparpajo que me sentí completamente extraviado, me sonrojé y creo que tartamudee alguna disculpa incoherente, ya que lo que yo quería era pasar la noche con ella.
• ¿Qué estás estudiando?
• Psicología
• ¿En que semestre vas?
• Estoy empezando 7 semestre...
• ¿Conoces las reacciones de un pedofílico? ¿Quisieras ser mi psicólogo de cabecera? Creo que tengo algunos síntomas.
• Muchas veces es bueno afrontar los sentimientos ante la persona u objeto de la turbación o la cual genera el descontrol...
• ¿Y si la persona que me despierta dichos sentimientos es geronfilico?
• Disfrutar al máximo podría ser una solución...
• NO pude hablar más, veía en sus ojos tal rostro de burla y majadería ante mí que decidí despedirme en ese momento de ella, la cual no tuvo reparo en preguntarme porque el cambio tan repentino de decisión, pero que aceptó en aquel momento, sin emoción alguna mi decisión.

• Más tarde me enteraría que después de aquel encuentro dejó todo preparado para invitar a mi tía pasar una temporada en Colombia, que había pedido varios días de licencia para visitar a Maribel en su casa con vista a las playas de Miami y que regresó con ella, con mi tía y su marido, dispuesta a pasar unas vacaciones realmente inolvidables. Era de esperarse que yo fuera participe de estas reuniones, y fui encomendado para transportar a mi tía y a Patricia y recibir a Dayana, una de las mejores amigas de ellas dos, en el aeropuerto Internacional El Dorado, la cual era dueña de una fabrica de cosméticos en Barcelona pero ejercía como cardióloga, y que vivía en una residencia que estaba en Gràcia, Cataluña, en donde se había ido a vivir con su esposo Daniel, cuyo romance había comenzado desde mediados de junio del 90 pero que no quiso venir a Colombia para no incomodar en las vacaciones de Dayana. El encuentro de las tres fue realmente espectacular, las tres lloraban como niñas, mientras cada una decía lo que creía más conveniente y más digno de rememorar. Las tres llevaban varios años sin contacto alguno y esta era la primera vez que las tres se volvían a reunir. La más elegante de las tres seguía siendo Dayana, la más habladora y sociable seguía siendo Marybel, y la más risueña y tierna seguía siendo Patricia. Todos fuimos invitados al apartamento de Patricia a las afueras de Bogotá, y aunque yo no era parte de esta extraña comitiva, Patricia insistió en que yo asistiera a una fiesta que nos había preparado. Por supuesto, Daniel el esposo de Dayana no había aceptado venir porque sintió una vez más, que las amigas de su esposa estaban más diferentes de lo que él había imaginado, y porque sabía que el motivo de su reunión era buscar personas con las que él nunca había tenido contacto alguno, personas que había conocido únicamente en el juicio que me habían realizado, en el cual se enteró de la vida tan doble que sus amigas llevaban a sus espaldas, en el cual se enteró de varias cosas que ni se hubiera imaginado y del cual él era responsable por tan graves problemas con la ley en que me habían metido y nunca había comentado.

• Pero mientras esto sucedía, yo ya me había arrepentido de la decisión de no salir a pasear un rato con Patricia, claro que para mí ya era demasiado tarde para arrepentirme y decirle que quería estar un rato más con ella, pero, se quedo mirándome con inquietud, analizándome y me dijo
• Es tú obligación, en parte por agradecimiento y en parte por ser tan duro conmigo, saludar a tú madre de parte mía... si es que ya no quieres invitarme a tú apartamento...
• Lo siento, tengo que irme en verdad y espero me comprendas... por mi parte, le daré tú mensaje a mi madre
• ¿Y como es que antes habías aceptado mi invitación a salir? ¿ No será por aquella broma sin fundamento que te hice?
• No, es que tengo que buscar a mis amigos y..
• Bueno, no importa, chao Sergio, cuídate...

• Supe que nuestras vidas habían tomado un rumbo totalmente diferente, tal como mi tía me había asegurado sucedería, porque habíamos revivido viejos recuerdos, y viejas heridas que el tiempo no había curado

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• De repente me encontré muy solo, en la casa de mi abuela materna, recordando aquellos episodios de mi vida y de la vida de todas aquellas personas. Recordé como estaba solo, en el garaje de mi casa, cuando llegó Gabriel Aguirre, en ese tiempo novio de Maribel (mi tía), y sin descubrir de inmediato el objeto de su visita, se acercó a Patricia y Dayana con un caluroso beso y abrazo, y ellas respondieron felices ante sus tontas bromas. Gabo saco una hierba seca y se las ofreció como “ la octava maravilla del mundo”, hierba que Patricia y Maribel fumaron a gusto y solas. Pronto Patricia, se lo quitó su jersey pretextando calor, y se recogió el cabello en una “cola de caballo”. Dayana se quedo con Gabo en la sala de estar, y mi Tía estando en el cuarto de los huéspedes, cerca de la tina (luego de haber fumado aquella hierba que en ese tiempo era totalmente desconocida para mí y que luego, meses más tarde, Patricia me explicaría se llamaba copista), comenzó ha mirarme con sus ojos negros grandes y hundidos, de una forma inusual en ella, me comenzó a explicar el odio repentino que sentía hacia mí, como mi abuela le había prohibido salir y estar con sus amigos por tener que estar conmigo, como soñaba que yo no estaba más con ella y como deseaba desde lo más profundo de su alma que yo desapareciese, como la tenía desesperada y como trataba de huir de mí, como Estaba inquieta cuando me encerraba en el cuarto de mí madre sin que yo entendiera el porque, y como desearía que yo no estuviera en ese momento sobre la faz de la Tierra... No me había sentido nunca más miserable y ruin, tenía miedo que me pudiera hacer daño en la bañera, pero no quería que Maribel llorara y menos aún, que lo hiciera por mí... Llame a Patricia que se el.

• Lo que pasa es que Maribel esta enferma, tiene estrés porque pasando por una mala época, no le ha ido muy bien en el colegio y cree que Gabo puede serle infiel con una vieja llamada Sally, y tú no le ayudas en lo que ella te pide, solamente quieres estar jugando y molestando por ahí, y así no es la vida Sergio, y ella quiere que tú comprendas eso...
• Pero... pero...
• Solamente hazle caso en todo lo que ella te mande... pronto verás que se le curará el estrés...

• Después de esto, Patricia subió hablando sola miles de incoherencias, caminaba en zigzag, y estuvo a punto de caerse al enredarse en el tapete, subió gateando, y tras encontrar a Marybel escondida en el armario, le grito que no tenía derecho a maltratarme de esa forma, y mi tía reaccionando un poco, la abrazó y comenzó a llorar de una forma un poco escandalosa, y calurosa... comenzó a explicarle que ella no me había querido decir eso, pero que si no me lo hubiera dicho en ese momento y de esa forma, luego hubiera reventado con todos esos sentimientos dentro y podido hacer alguna locura... Patricia la comenzó a consolar diciéndole que las cosas pudieron ser mucho peores.
• En ese momento llego Gabo y Dayana y comenzaron a fumar copista, y Patricia al ver a su amiga Dayana, se puso muy eufórica y comenzó a pegarle y halarle el cabello a Dayana, ”¿Acaso eres de hierro? ¿No sientes lo mismo que siento yo?” Y esta le respondía con reclamos y quejas acerca de lo “horrible que es que la sacaran del viaje”. Después de esto, Patricia gritó que tenía que ir a la Universidad, que quedaba en Bogotá, y yo, agradecido por el consuelo que me había dado y por haber calmado a mi tía, la acompañe hasta la Av. 10 en donde ella estaba hablando incoherencias, y yo sentía como la gente la miraba mal, y como Patricia miraba furiosa a la gente, y por huir de “un fantasma”, comenzó a caminar en medio de la avenida más transitada de la ciudad, como no aceptaba mí ayuda para guiarla hasta él anden, y como desde varios carros la insultaban por su descuido. Cuando por fin accedió a caminar en el andén, me explicó que en el trabajo de filosofía era necesario ”aprender acerca del comportamiento de la gente”, y ”como estar cerca de la muerte, nos unía aún más a la vida”. Ella me propuso devolverme para “supervisar el trabajo de filosofía”, y yo, muy asustado al ver que sus ojos enrojecían de nuevo, la deje a la deriva en el paradero, en donde ella se subió a un bus para Medellín, una ciudad lejana de Bogotá, en donde ella no tenía nada que hacer, y seguramente perdería mucho tiempo para llegar a tiempo a la Universidad.


Esa frase "estar cerca de la muerte nos une mas a la vida" me hizo reflexionar mucho, claro que en ese momento no la entendí, pero cuando años más tarde comprendí lo que ella me estaba diciendo, al intentar “volar” desde un tercer piso, creyendo que la piscina del hotel en el que me encontraba era una gran colchoneta y luego comenzar a desangrarme en la piscina, ya que en el golpe caí en la parte menos profunda, mientras mis amigos llamaban de urgencia una ambulancia; comencé a querer vivir, no quería morir en ese momento y de esa forma. Intenté comprender cuanto habían intentado hacerme reflexionar un poco en medio de sus experiencias, como todos querían que yo no viviera lo que ellos habían vivido, a pesar de saber que cada persona tiene que pasar por lo suyo, que cada cual aprende de los demás únicamente lo que le conviene aprender y que yo era demasiado pequeño para analizar estas cosas.

Al volver a casa, después de haber dejado a Patricia, encontré un espectáculo realmente bochornoso: Dayana estaba metida debajo de la mesa de la sala, mientras Marybel y Gabo bailaban, sin música y poca ropa, encima de ella. Marybel empezó a gritarle a Gabo que por favor no me hiciera “cariñitos”, pero Gabo, al ver que yo quería participar del juego, se acerco a mí, y me lanzaba hacia el cielo mientras yo gritaba feliz. Gabo empezó a gritarles a las dos “miren que Sergio se parece a... se parece a...”, Dayana me miraba desde debajo de la mesa, y completo la frase: “pero NO es”. Luego, cada que alguien decía algo sobre similitudes de cosas o personas, yo completaba con la frase de Dayana, dando la impresión de mala educación, pero haciendo aterrizar a la gente acerca de la diferencia entre sus sueños, sus metas y la realidad.

Estos recuerdos me hicieron subir al cuarto de mi abuela y encontrar las fotos de aquella época, los pantalones anchos de Gabo y Mauricio, uno de los mejores amigos de todos ellos, conmigo en sus brazos, y me pregunte que habría sido de ellos dos, sin suponerme que a pesar de los años, lo que todos ellos habían vivido, era imborrable en la memoria de todos y cada uno de nosotros, aunque yo era un niño, la oveja que simplemente es guiada por su pastor sin importarle el porque.

Mauricio es el verdadero protagonista de mí pasado, fue aquel a quien no le importaba que yo fuera solo un pequeño para darme a probar copista y éxtasis, y burlarse de buena gana de mis actitudes. Fue él, según las declaraciones que mucha gente había dado, quien hizo que yo matara a Sally, la joven que Marybel creía que era la otra de Gabo, aquella que se había burlado abiertamente de Mauricio al estar comprometida con él pero seguir teniendo, de vez en cuando, relaciones con Gabo. Mauricio nunca pudo defenderse, pues no recordaba nada. Y el juez encontró a Mauricio culpable de la muerte de Sally, el autor intelectual, terminando en la cárcel Modelo de Bogotá, en donde le faltan 3 años para quedar en libertad.

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El colegio en el cual estudiaba mi madre y luego mi tía, existía la tradición del Mercado de las Pulgas, en donde todas las familias de las alumnas acostumbraban participar, y el dinero recolectado iba a parar a la caridad. Era mucho dinero por muy poco, toda la gente vestía elegantemente, y en las esquinas del Aula Magna se ofrecían pequeños pastelitos con vino seco que la gente tardaba en consumir por educación. Maribel me llevó con un sastre confeccionado para la ocasión, mientras ella llevaba puesta una traje negro ajustado con su mejor gabán. Estaba esperando a su ex novio Iván, no iba a estar con Gabo, porque en el colegio todas sus amigas lo conocían era a él, a Iván, pero sobretodo iba a ir con él por haber peleado con Gabo que una vez más había estado con Sally. Iván llegó puntualmente a las 8 p.m. para recogernos, y rápidamente llegamos. Encontramos a Dayana y Patricia también muy elegantes, y sin pareja, por lo cual Patricia había llamado a Andrés, el primo de Gabo y Dayana estaba esperando a Mauricio. Quería estarme con Dayana ya que era muy tierna conmigo, y Maribel le dijo que si por favor se encargaba de mí, mientras ella llegaba a casa, ya que mi madre y mi abuela estaban en Miami con mi abuelo. Cuando llegó Andrés y Mauricio, todas se miraron de reojo y asustadas, ya que habían venido con Gabo. Pero al contrario de lo que todos imaginamos, se porto con compostura e intento ignorar a Maribel sin lograrlo. Patricia y Dayana, alarmadas por esto, decidieron retirase pronto del evento, dejando los carros de cada una en el estacionamiento del colegio y subiéndose en el carro que el papá de Andrés le había prestado. Yo estaba muy asustado porque Dayana ya no parecía estar contenta conmigo y porque Maribel se había ido con Iván a las habitaciones de las internas del colegio. Patricia propuso que me llevaran con ellos, con la condición, me dijo, que yo me portara bien. Llegamos a la casa de Julián, uno de los amigos de Andrés y Gabo, en donde subimos a una lujosa terraza en el tercer piso de su casa, amoblada por Julián, dispuesta de tal forma que desde cualquier lugar en el que uno se ubicara, se podría ver todo lo que sucedía en cualquier rincón de la terraza. Andrés y Dayana fueron por whisky, mientras Patricia hablaba animadamente con Julián, que no le hacía caso alguno. Mauricio y Gabo estaban bastante callados, y Mauricio me estaba explicando lo que los “mayores” iban a jugar, y me pidió el favor que me portara juicioso para evitar problemas con Julián que no era de muy buen carácter. Gabo estaba de muy mal genio, y cuando yo inocentemente le pregunte que era lo que le pasaba, me respondió que era por lo que acaba de pasar en el colegio de mi tía, que él no esperaba que Maribel estuviera con Iván, y que no era justo que él estuviera solo y lamentándose tanto por ella cuando “no valía la pena”. También me ordenó que no le contara nada a nadie, que si yo lo hacía era capaz de pegarme y hacer que mi abuela me botara de la casa. Pero así él no me hubiera amenazado yo no le hubiera contado nada a Maribel o alguna de sus amigas. Llegaron Andrés y Dayana con el whisky, y arrinconado como estaba, vi como fumaron la copista que ya les había visto, vi como tomaban y fumaban, pero también vi como progresivamente cada uno de ellos se alejaba entre sí para quedar “juntos pero no revueltos”. Dayana estaba entretenida ladrándole a una manada de perros callejeros que se habían instalado cómodamente en la planta baja, Gabo celebraba esto de Dayana y le proponía tirarle piedras, cada vez de mayor tamaño hasta que Dayana decidió ponerle fin al juego, bailando en una pequeña butaca que encontró debajo de unas sillas. En esto Andrés impidió que Patricia se lanzara de la terraza, para “ ver que tan maravillosamente sale la sangre propia desde semejante altura”, ella ya estaba completamente parada en la baranda que media máximo 18 cm a una altura de 15 metros... Dayana explico entonces que Patricia estaba muy deprimida y que hacía como 6 días en su apartamento había intentado hacer lo mismo, y que esa vez la detuvo Dayana llorando y asegurándole que vivir valía la pena y que no podía dejarlos solos porque los problemas siempre se resolvían en grupo. Se me hizo muy extraño este comentario porque nunca había visto llorar a Dayana, y en verdad ella casi siempre lo reprimía o evitaba delante de la gente. Julián prefería evitar problemas, así que nos invito a bajar a la sala, Dayana me llevó de la mano para que yo no cayera en la escalera, pero era más bien yo quien la llevaba de la mano a ella, porque había perdido casi totalmente el equilibrio y la escalera no tenía baranda. Después escuche a Patricia gritar:
• Yo soy autosuficiente como Dayana, puedo bajar sola la escalera, Andrés, así que suéltame
• Pero Andrés estuvo muy pendiente de Patricia al bajar, y en esto, escuche como ella se rodaba por la escalera hasta donde estaba Andrés, y eso serían por lo menos 5 escalones... Pero Andrés era fuerte y la sostuvo para evitar que ella siguiera rodando. No supe que más pasó con ella, se quedó como en blanco mientras Andrés la llevaba como una marioneta en su brazo derecho. Mauricio, Julián y Gabo venían detrás de ellos dos, y se rieron mucho de lo sucedido en la escalera, y sus risas se prolongaron mucho más de lo que cualquier persona se hubiera reído con un buen chiste, pero su risa paró en seco al ver a Sally entrar con una amiga al comedor, y sentarse muy a gusto mientras seguramente se reiría de todos, porque Dayana estaba muy pálida, y aunque intentaba mostrarse bien, se notaba a leguas que no era así; Patricia estaba recostada junto Andrés, y ella había asegurado que nunca iba a tener nada con un tipo así, mientras este la consentía... se reiría de pensar que ellas eran las persona de las que había oído hablar y que aseguraban ser niñas bien. Patricia, al despertar, luego de que le hubiesen dado suaves cachetadas y finalmente le pusieran a inhalar alcohol, y al notar a las nuevas invitadas y notar como ellas la miraban, le pregunto a Andrés:
• - ¿Quién es ella? ...
• Es Sally... la otra de Gabo... ja
• ¡No! No puede ser... Dayana, trata de mostrarte bien... uy nena, severo viaje en el que te metiste...
• No puedo, siento que todo se me aleja al compás de mi corazón, que esta muy acelerado... ¡Paty! Tengo mucho miedo, siento que la silla en la que estoy se va a caer... el suelo se está abriendo y me está tragando... ¡Paty ayúdame!
• ¡No se como ayudarte! ¡Solo siéntate y no grites!
• ¡Pero ayúdame!
• Siéntate en el suelo y cógeme de la mano... Andrés: ayuda a que Sergio se valla al cuarto de Julián a jugar con algo, y por Dios has que esa nena no nos siga mirando.

En esto Gabo saludo a Sally e intento quedarse a nuestro lado, pero al mirar el panorama desolador que ofrecían Patricia y Dayana, decidió irse con Sally y su amiga...
Mientras yo jugaba en la computadora de Julián, escuche como Gabo se marchaba con Sally, y Mauricio se quedó pensativo mientras aseguraba que nunca más metería a las “nenas” en semejantes líos. Mauricio pidió entonces jugar en la computadora, porque según él: “se podía sentir la auténtica angustia de matar alienígenas y de ser perseguido en el espacio”, entonces fui a la sala a buscar a Dayana y Patricia, y solo vi que Dayana se encontraba en un caballito de madera balanceándose entretenida mientras gritaba que el mundo era mucho más divertido de esa forma.
Patricia estaba al lado de Andrés, que no dejaba de hacerle propuestas bastante obscenas que ella en sano juicio nunca hubiera aceptado, pero encontró muy divertidas y hasta excitantes en ese momento. No la comprendí, porque ella ya había tenido algo con Andrés, pero nunca lo acepto y jamás lo haría, además porque sabía que estaba comprometido con una tipa llamada Marta, y ella sabía que Andrés la amaba, y porque ella era tomada solo como un juego por él.

No supe que más pasó, solo me levante al lado de Dayana en una cama matrimonial, mientras Patricia baboseaba en la cama de al lado abrazada a Andrés... Estabamos en el hotel “The aviary”, en un pueblo cerca de Bogotá bastante popular y costoso. Como llegamos a este lugar fue siempre un vacío en mí mente, ya que no recordaba como había ido a parar allí, y yo solo me acuerdo hasta que Andrés me tapo la nariz y la boca con un pañuelo impregnado con un olor muy fuerte, como de droga, y me decía que tranquilo, que ya iba a pasar todo... sin embargo sabía que si Patricia estaba al lado de Andrés era simplemente por el cansancio, no porque hubiese sucedido nada. Luego de habernos ido de ese hotel, llegamos a las 3 p.m. a mi casa, en donde Maribel estaba arreglando su cabello, dando las gracias a sus amigas por haberme cuidado, y haciendo preguntas acerca de todo lo acontecido la noche anterior, pero ellas estaban muy cansadas y tenían que aprovechar al carro de Andrés para recoger el de cada uno de ellas y regresar a casa, y solo le aseguraron que el día anterior había sido de “lujo”.

Este tipo de recuerdos no me alegraba mucho la existencia, pero los aceptaba como algo inevitable.
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Luego de varias semanas recibí una llamada de mi tía desde Miami, en donde gritaba como loca, ya que gracias a mí, “todo volvía a su punto de partida”, y me paso al teléfono a Patricia... Sencillamente ella se había ido a visitar a su amiga, y regresaría con ella a Colombia.


En el momento en que vi a mi tía junto a Patricia descender del avión, descubrí que la forma más emocionante del amor es cuando se tiene que luchar por él porque se tiene esperanza, solo quería que Patricia volviera a estar a mi lado y decirle todo lo que se me viniera a la mente, hacerla gritar de placer mientras me enterraba sus uñas en mi costado, que me volviera a insistir en que era pedofilica y que no era un problema grave... pero mientras pensaba en todo esto vi que Maribel me observaba trastornada, y comprendí que mi tía siempre había tenido ese don y era el de poder leer los sentimientos de amor de las personas por más ocultos que estuviesen, muchas veces sufriendo grandes shocks al ver lo que la gente llegaba a querer o cuanto la gente podía llegar a odiar. Había olvidado esto por lo cual me sentí bastante avergonzado de mis pensamientos hacia Patricia. El esposo de Maribel, Jack un joven rubio y de impresionantes y hermosos ojos grises, bajo con una chaqueta de cuero negra y gran prepotencia, pero esto no le importó a nadie, porque era un día muy feliz para todos nosotros.
Viajamos directamente al apartamento de Patricia, a las afuera de Bogotá, y quede deslumbrado de ver el buen gusto en cada uno de los objetos que lo amoblaban, pero al mismo tiempo, de ver que tan vacía se ve un hogar así, únicamente la soledad de una mujer comprometida desde hace mucho tiempo. Nunca comprendí porque Patricia no había llegado a casarse de una vez por todas, el caso es que siempre había tenido una excusa para posponer la fecha del matrimonio. Jack y Maribel se quedarían en la habitación de Patricia, porque según ella, era el mejor lugar para una pareja, y no se equivocaba, porque tenía la vista más espectacular de Bogotá, y seguramente sería muy hermoso ver desde allí el atardecer. Ella se quedó conmigo en la habitación de los huéspedes, mientras yo me aturdía cada vez más ante su imponente inteligencia y mando... llegue a proponerle que me acompañara.

Aunque entre todos movieron cielo y Tierra para impedir que se lo llevaran preso, No había nada que hacer: la sentencia era la mejor para todos, la más justa en medio de la corrupción, y todos, junto a las poderosas influencias del papá de Dayana lograron que los medios de comunicación no se preocupasen más del asunto y simplemente hicieran ver este caso como un motivo para realizar más campañas en contra de la droga, ya que esto había dañado enormemente la imagen de todas estas personas, y en realidad, de toda la gente que de una u otra forma se vio involucrada en este escándalo. Por supuesto fue uno de los crímenes más sonados del país, porque era intolerable que un niño como lo era yo, bajo efecto de una de las drogas de más difícil obtención por la lucha que el gobierno había hecho especialmente hacía el éxtasis, y por lo tanto por su alto costo. Daniel, el novio de Dayana, fue implicado en este asunto por haber sido el único testigo de mi crimen, y después de atestiguar y no volver a rendir indagatoria, Dayana había huido con él a España, en donde seguramente nunca nadie tendría porque enterarse de su pasado. Después de algún tiempo Daniel y Dayana no volvieron a mandar noticias acerca de su paradero, sobretodo para evitar que la policía rastreara desde donde enviaban sus cartas; y Patricia se había convertido en una de las abogadas de más renombre en todo el país, y mi tía se había separado de Gabo, primero porque ella iba a estudiar en Miami y segundo porque él iba a prestar servicio militar. Yo me quede con mi madre y mi tía, pero poco después de todo esto mi abuela murió de una enfermedad cardiaca, por lo cual mi madre y yo sobrevivimos con la herencia que nos habían dejado, mientras mi tía se había casado con Jack, un rico empresario de Paint Beach, no tanto por amor, sino por la necesidad de quedarse otro tiempo en USA, obtener la nacionalidad estadounidense y seguir ayudando a mi madre enviando dinero.

Tenía miedo de creer que ella simplemente me compadecía, pero el amor propio de hombre me dijo “ ignórala”, por lo tanto no le preste más atención al relato de la vida de una mujer que había sido robada y violada por su padrastro 32 años mayor que ella. Ella comprendió todo, mucho más de lo que yo hubiese querido. Finalmente luego de esperar que pasara la medianoche, esperamos a organizar un horario para llevar a mi tía y a Jack por los lugares más interesantes de Bogotá, y para no perder un solo segundo mientras varias personas al cargo de Patricia intentaban localizara en España a Dayana y Daniel.

Al despertar y durante 5 días más, habíamos mantenido a Jack y a Maribel recorriendo los lugares más hermosos y extravagantes de toda Bogotá. Hemos recorrido desde la “calle del cartucho”, el más famoso lugar expendedor de droga en todo el país, hasta ir a cenar en el salón rojo del Hotel Tequendama. Patricia ha debido gastarse una verdadera fortuna en todos nosotros, pero como lo revela su forma de vida, debe de estar bastante bien. Jack, luego de haber pasado una semana llena de diversión, y estando en el seno del lujo (lujo al que estaba acostumbrado, y al cual había acostumbrado a Maribel) recibió una llamada urgente para atender unos negocios, por lo cual quiso irse también con Maribel; y con Patricia pudimos escuchar como discutieron acaloradamente esa noche por que Maribel se negaba a ir de nuevo a Miami, por lo menos hasta que hubiera hablado con Dayana, y más ahora que habíamos logrado obtener algunas pistas de su paradero en España. Jack estaba bastante furioso, pero aceptó marcharse sin Maribel, con la condición de que Maribel regresaría con él apenas se terminara el plazo de 2 meses que él le había dado, para encontrar a Dayana y pasar unas vacaciones con nosotros. Ella acepto un poco confundida, ya que había aprendido a amar a aquel hombre que tenía al frente, pero no quería marcharse sin haber probado y vivido todavía todo lo que ella sentía que le faltaba, ya que ella, con su maravilloso sexto sentido, sabía que había muchas cosas que había dejado inconclusas, muchos planes sin terminar, y sabía que tal vez esa era la última vez que iba a estar con aquel hombre que en estos años, había llegado a ser un todo para ella, aquel que le ayudo a formarse como mujer y que la había rescatado del horror, cuando estando sola y desamparada en Miami, había abortado naturalmente un hijo de 3 meses.

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La empresa que poseía Jack, se había encargado de comprarle los pasaportes, entonces viajaría dentro de poco. Jack no se explicaba porque Maribel le repetía insistentemente que pasara lo que pasara, en el tiempo que los dos habían vivido juntos, ella en verdad lo había amado.
Al otro día, recibimos una llamada de Dayana desde España, fue muy emocionante para todos nosotros, Maribel y Patricia no pudieron hablar casi de las lagrimas que les hacían temblar enormemente la voz, y ella contó (en una relato breve, después nos lo contaría personalmente), como una de las personas al mando de Patricia había seguido sus pistas desde hacia aproximadamente 6 meses (el tiempo justo en que yo me había encontrado con Patricia en el Bulevar), y nos prometio que vendría pronto, que ya había comprado los tiquetes, y por lo tanto alcanzaría a conocer al esposo de Maribel.

Como ya había dicho anteriormente, el encuentro de ellas fue realmente espectacular, y se pudieron dar cuenta de que a pesar de la marca de la experiencia en su rostro, cada una de ellas era igual que siempre.

Dayana estaba muy elegante, llevaba puesto un abrigo (bastante fino por cierto) de piel de marta, pero como siempre había sido una ecologista, nos explico en medio de risas, que era simplemente una imitación, y que generalmente en las tiendas de moda, era bastante bien atendida (era compradora compulsiva) siempre y cuando no destruyera el ambiente. En realidad, desde hacia 10 años que se había ido a España, había logrado ser admirada y respetada por ser una de las ecologistas mas apasionadas. Gracias a esto, había recorrido mas de medio mundo apoyando a las diferentes sociedades ecologistas, y como tenia una de las empresas más innovadores en moda cosmética, era siempre perseguida por las revistas del corazón que la presentaba como un ejemplo de mujer ejecutiva, la típica mujer de la generación de los 90,y esto le ayudaba a ocultar el pasado de Daniel. Nos contó como había sido muy respetada desde su llegada a España, cómo desde un principio tuvo mucha suerte.

Patricia era una de las personas más allegadas a Daniel, que en la época en la cual se conoció con Patricia, estaba en una de las etapas más profundas del alcoholismo que lo persiguió toda la vida. Patricia había sido quien le había presentado a Dayana, quien con mucho amor y paciencia había logrado que lo dejara poco a poco, eso sí: con grandes recaídas y fuertes depresiones. Daniel había sido un amigo muy especial con Patricia, y era él un gran confidente de Patricia toda su vida, cosa que nunca le había servido a Patricia, ya que toda su vida había sido narrada con detalles el día del juicio, ya que ella había sido quien había encontrado el cadaver de Sally en el parqueadero de la casa de Mauricio, completamente desfigurado el rostro y hecha un mar de sangre, caída desde la terraza. Daniel había mostrado mucha cobardía por no haberse presentado a la segunda indagatoria que por parte del abogado defensor. Dayana siempre había aceptado y perdonado a Daniel cada uno de los errores y faltas graves que había cometido, ya que siempre había sido el amor de su vida, y él le correspondía a pesar de todo. En los tiempos en que Dayana se había comprometido con daniel, patricia enfrentaba seríos problemas de alcoholismo y drogadiccion , creados en su mayor parte por tener un hogar bastante conflictivo, su papá se manifestaba únicamente con el cheque quincenal que le dejaba siempre por correo, y su madre andaba con hombres que nho dudaban en extorcionarla y sonsacarle hasta el último peso. Había sido hija única, por lo que siempre estaba sola



















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