En los últimos días tuve el placer de descansar como un pachá, resulté en un "pueblo fantasma" llamado Chinauta, muy cerca a Fusa, en donde descansé como nunca, dormí muchísimo, comí muchísimo, y seguí durmiendo y comiendo, el clima estaba delicioso, nade una que otra vez, y tome un poco el sol... pero no en exceso, hice todo lo que quería hacer hace tanto tiempo... disfrute de los placeres que tanto me gustan... en principio y luego de la aparatosa búsqueda de pueblito caliente y con hotel, terminamos metidas en una finca de mafiosos que rentaban, como ha había mucha demanda, la casota esa... quedó todita para nosotros... con su piscina, su sala de billar, su juego de rana, cancha de tejo, parqués y ajedrez, con los parqueaderos, la alberca, sauna, bar,las diez mil habitaciones, las dos cocinas, los cuatro baños, las salas, los dos comedores, los balcones, la TV, el equipo, el kiosco, el lugar para hacer el asado, mejor dicho, nos dejaron hasta el perro... todo por un precio bastante razonable, mejor dicho, luego de tanta búsqueda quedamos hechas... que delicia, cervecita fría, una buena música, y yo flotando en la piscina observando las estrellas, escuchando a los grillos, y mirando una que otra luciérnaga, pensando y pensando en mil cosas, era como las mil y una noches, solo que mucho mejor... estaba lejos de la ciudad, de la contaminación y del estrés, lejos de las cosas que me atormentan y tratando de dejar mi mente en blanco, saboreé el dulce néctar de los chocolates, que tanto me gusta dejar derretir en mi boca, jugué como niña con un baloncito rosado que me compré por la carretera, me pegué mas de un susto con aquella fiera negra que cuidaba la casa, comí las delicias de la comida criolla de la zona, tomé cerveza para apaciguar esos grados centígrados de más, que no suelen sentirse en la sabana, miré el horizonte, olí las flores, tomé muchas fotos (como siempre) y dormí..... más que pierna hinchada... baile como loca, en los corredores de la gran mansión, que recibió por nombre, la casa de las dos palmas, en honor a aquella impetuosas palmas que la adornaban en el frente, como si fueran grandes "abanicos", que lugar por Dios... que delicia poder descansar así, tranquilamente, en soledad, sin el montón de gente peleándose el metro cuadrado de piscina y el montón de viejos verde mostrando pecho en pelo con la tanga bien comida... mejor no puedo haber sido... gracias a Dios todo salió bien, lastima por uno que otro accidente que vi por la carretera, pero es que por la vía panamericana se ven lo mejores piques de la vida... o sino díganle a la seño de los desayunos... que ya está acostumbrada a oír esas frenadas en aquella larga carretera recta que pasaba cerca a la "finca" en que yo estaba, que potencia de carros los te puede ver, que falta de oxigeno en esas cabezas, que a más de uno vi casi morir, pero como son las cosas, que la astucia y los reflejos de esas personas, dan como para no quitarle la vida a un perro que en medio de la carrera, hace que dos carrotes bajen de 160, 180 a 20 en un minuto, todo por no matar a nadie, es que mejor dicho, hasta piques gratis pude ver, si quieren más información, contacten a la familia Copete Lara, pregunten por "La Villa Jacolandia" vía Chinauta tel en Bogotá: 5638440,4536623,4511160 o en Chinauta: 8679724, pregunte por Don Omar y diga en cuanto se la dejan... y me invitan... me quedó gustando...
F ue uno de esos días, en que todo es permitido, el motivo, “la festa mayor”, desde la mañana la gente llegaba en “manadas”. No era ni medio día y ya se perdían los mil y mil rostros entre la multitud. E l lugar estaba repleto de diversas culturas, razas y movimientos. Llegada la tarde la música invadía los más de cinco escenarios diferentes, el alcohol, la hierba, la comida, el tabaco y la música lógicamente… ya iban haciendo sus estragos… E n su mayoría jóvenes, dispuestos a no llegar temprano casa, unos cuantos eran rapados, tatuados, musculosos, otros mechudos, flacos, unos cuanto “góticos”, raperos, salseros, punkqueros… jajaja, era como un salpicón de todo…. Había espacios para todos los gustos, lesbianas, transformistas, metro sexuales, gays, maricas, afeminados, en fin… S e movían descortinadamente al sonido de los platos del D.J. de música electrónica, otros movían su brazo tras las rimas de los Mc’s de hip-hop, otros movían el esqueleto con el son cubano, otros como en un cue
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